Ahora que acabamos de presentar el Programa Integral de Digitalización del Comercio de Asturias 2021-2023 -el primero que se hace en nuestro país en un marco de concertación social- conviene poner en valor la importancia de este sector, que puede y debe ser una oportunidad para Asturias para generar crecimiento económico y empleo, tanto a través de las grandes empresas y multinacionales como de la apuesta por el pequeño comercio de proximidad. Estamos hablando de un sector que en nuestra comunidad autónoma cuenta con 12.000 establecimientos y 62.000 trabajadores y trabajadoras, de los cuales solo el 18% son autónomos. Representa el 12% de nuestro Producto Interior Bruto.
El comercio es uno de los sectores más castigados por la crisis del COVID-19, sobre todo determinados subsectores, y debemos protegerlo con ayudas directas, que vayan dirigidas, no solo a pymes y micropymes y autónomos, sino también a los trabajadores, para garantizar que cuando termine el estado de alarma, y con ello los ERTES COVID, exista una transición a la nueva normalidad en la que se evite el riesgo de cierre y la consiguiente situación de desempleo que supondría para muchísimos trabajadores.
Si algo ya nos constaba antes de esta crisis sanitaria -y la pandemia lo ha dejado más claro todavía, impulsando el comercio electrónico y cambiando la forma de relacionarse con los clientes- es la necesidad que tiene nuestro comercio de evolucionar con la sociedad y adaptarse a los nuevos cambios, acometiendo una transformación digital que lo haga competitivo en un mercado globalizado y de grandes canales de venta on-line. Esto va a suponer todo un reto para los comercios que van a tener que alternar la gestión tradicional con nuevas técnicas de marketing y comercio electrónico.
Y quien más necesita esta transformación digital es el comercio minorista de proximidad, que es quien tiene más carencias en este sentido. La digitalización le tiene que permitir potenciar sus ventajas intrínsecas: es más sostenible y es un dinamizador social. El comercio de proximidad potencia las relaciones sociales y vecinales y es, por tanto, instrumento de vertebración de pueblos y ciudades; Los comercios de proximidad tributan donde están ubicados y potencian las marcas locales de productos.
La transformación digital va mucho más allá de la venta on-line. Tiene que suponer para los negocios una mayor rentabilidad, entre otras cosas reduciendo los costes de producción y venta; tiene también que reducir la alta dependencia de condiciones externas; tiene que fidelizar clientes; tiene que traer consigo un crecimiento del negocio sostenible y no artificioso. Y todo ello bajo la premisa de que la digitalización es un proceso que debe revisarse, actualizarse y adaptarse de manera continua en función de la evolución del mercado y de la actividad, en un contexto en el que las reglas cambian rápidamente, lo que requiere estar continuamente reinventándose.
Y para hacer todo esto, el comercio asturiano necesita ayudas económicas, asesoramiento, orientación y, sobre todo, mucha formación. Necesita que se le acompañe a través de propuestas innovadoras en la búsqueda de ideas y soluciones personalizadas y adaptadas a la actividad y sector concreto al que pertenezca, ofreciéndoles una respuesta integral a sus necesidades y, sobre todo, que todo esto se haga coordinadamente entre el Gobierno y los agentes económicos y sociales.
Y precisamente esto es lo que es el Programa Integral de Digitalización del Comercio de Asturias 2021-2023 que se acaba de presentar, y que nace de la Concertación Social firmada el 1 de agosto del año pasado. Este tipo de programas demuestran la importancia de la concertación como instrumento al servicio de los asturianos y asturianas. Empresas, sindicatos y Gobierno fuimos capaces de acordar de manera exprés muchas medidas, entre ellas este programa que va que repercutir en la competitividad de nuestro comercio, sobre todo el pequeño de proximidad, que con tanto sacrificio y cariño lleva funcionando a lo largo de los siglos.
La transformación digital tiene siempre que repercutir en el crecimiento económico de los pueblos, ciudades, y comunidades autónomas y, sobre todo, tiene que generar empleo, porque si no lo genera o lo destruye es que no estaremos haciendo las cosas bien.
(Artículo publicado en el diario El Comercio con fecha 23/02/2021)