Esta semana se ha celebrado en el Parlamento regional el Debate de Orientación Política de Asturias, conocido comúnmente como debate sobre el estado de la región. Como era de esperar, ha estado marcado por esta pandemia que se está llevando tantas vidas por delante, y que, en su segunda ola, está afectando tan gravemente a nuestra comunidad.
Esta circunstancia requiere de un esfuerzo de todos los grupos en apoyo de las medidas recomendadas por los expertos sanitarios para rebajar cuanto antes el número de muertos y contagios, sacándolas del debate político, y centrarse en las medidas económicas y sociales que hay que poner en marcha para paliar las graves consecuencias económicas y sociales que esta segundo ola del COVID-19 va a dejar en Asturias.
En ningún caso debemos caer en el error de confrontar salud con economía; no es fácil tener salud sin economía, pero es imposible tener economía sin salud. Por lo tanto, la situación requiere poner lo mejor de cada uno de los grupos políticos para sumar todas sus ideas y propuestas a lo ya pactado en la concertación regional (CREA) y así, entre todos, acertar en las principales medidas económicas y de protección social que necesitamos para que la pandemia afecte lo menos posible al empleo y para la gente más vulnerable no quede desprotegida.
Esta es la razón de ser de la política y la principal misión de un parlamento democrático. Dejando claro que en líneas generales estamos de acuerdo con los planteamientos del Gobierno regional, creo que ha llegado el momento de que ponga encima de la mesa las medidas concretas que piensa poner en marcha para solucionar los problemas que esta crisis sanitaria está dejando, tanto en materia industrial, como de infraestructuras, así como las ayudas concretas para sectores como la hostelería, comercio, turismo, formación no reglada, etc., que van a ser en primer término los grandes afectados. Y también concretar con qué recursos económicos y humanos vamos a dotar a nuestros servicios públicos tan indiscutiblemente necesarios: sanidad, educación, dependencia, igualdad.
Personalmente, tenía miedo de que éste acabase siendo un debate estéril y bronco al estilo de lo que, por desgracia, es habitual en el Parlamento español, donde se habla más de lo que se hizo en el pasado que de lo que hay que hacer en el presente y en el futuro; donde se utilizan por todos los mismos datos, tanto para defender como para atacar; donde, al final, erróneamente, parece que gana, no el que lleva mejores propuestas, si no el que tiene mejores cualidades para la exposición pública, el mejor orador.
Pero reconozco que, más allá de las críticas lógicas, las discrepancias previsibles o las típicas y tópicas muletillas de siempre, éste fue -con las deshonrosas excepciones del principal partido de la oposición y de la extrema derecha, que además no aportaron absolutamente nada- un debate sosegado, teniendo muy claras las prioridades de Asturias.
Reconozco que, más allá de las críticas lógicas, las discrepancias previsibles o las típicas y tópicas muletillas de siempre, éste fue -con las deshonrosas excepciones del principal partido de la oposición y de la extrema derecha, que además no aportaron absolutamente nada- un debate sosegado, teniendo muy claras las prioridades de Asturias.
Todo el mundo -espero que no de manera ficticia o táctica- llamó al diálogo, al acuerdo, a la responsabilidad y al consenso. Ahora hace falta que esos llamamientos sirvan para sentarse a dialogar con responsabilidad, buscando los consensos que hagan posible el acuerdo.
Y por pedir, sí me hubiese gustado en este debate escuchar, no con indirectas sino con claridad, a todos los grupos políticos diciéndonos a los ciudadanos y ciudadanas de Asturias que, con todas las discusiones y discrepancias necesarias, no nos preocupemos, porque va a haber Presupuestos regionales que permitan poner en marcha, entre otras cosas, los acuerdos de la concertación social pactados con empresarios y sindicatos.