
Estamos en la Semana Europea de la Seguridad y Salud en el Trabajo, que viene marcada en esta ocasión por una terrible pandemia que se está llevando por delante demasiadas vidas; por eso, lo primero que hay que remarcar es que es imprescindible que en todos los centros de trabajo se garantice que las personas puedan trabajar sin riesgo de contagio a la COVID-19.
Hay que insistir también en que las circunstancias de pandemia no deben suponer una merma en el cumplimiento y control de la normativa de vigilancia y salud laboral en las empresas en lo que respecta a la actividad laboral habitual, pues, aunque resulte chocante, la realidad que tenemos es que, a pesar de haber permanecido confinados y de que muchos trabajadores y trabajadoras están o han estado de ERTE, se está registrando un aumento muy significativo de muertes por accidente de trabajo con respecto al año pasado.
La Semana Europea gira en esta edición en torno al análisis de los trastornos musculoesqueléticos, que son la primera causa de accidente laboral con baja en nuestro país y también, con mucha diferencia, el principal motivo de enfermedad profesional.
Compartimos este problema con la Unión Europea, donde tres de cada cinco trabajadores manifiestan padecer trastornos de espalda y de las extremidades superiores, sin duda originados por malas condiciones en el trabajo debido a factores físicos, organizativos o psicosociales.
Y lo peor de todo es que estos factores pueden derivar en enfermedades crónicas que inhabiliten a las personas para desarrollar su trabajo, lo cual va a impactar de manera muy negativa en su economía y en su vida social y familiar, lo que conlleva menor autoestima y más estrés. (A ello hay que sumarle el momento tan difícil que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia por la COVID19, con los trabajadores y trabajadoras sometidos a elevados niveles de estrés, bien por el miedo al contagio por falta de adecuadas medidas preventivas y de protección en los centros de trabajo, bien por la sensación de incertidumbre ante la posible pérdida del empleo dada la crisis económica que atravesamos.)
Pero hay que saber que es posible prevenir los trastornos musculoesqueléticos en el entorno laboral; por eso es imprescindible que se realicen evaluaciones de riesgos ergonómicos en las empresas y se apliquen las medidas preventivas necesarias que garanticen el derecho de los trabajadores y trabajadoras a una protección eficaz de su seguridad y salud en el trabajo.
Por eso, en la Unión General de Trabajadores continuaremos exigiendo y reivindicando; continuaremos también desarrollando campañas informativas y de divulgación como las llevadas a cabo desde nuestro Observatorio de Riesgos Psicosociales. También hemos participado en la creación y desarrollo de la plataforma EndStress.EU, una campaña impulsada por la Confederación Europea de Sindicatos, que tiene por objetivo sentar las bases de una nueva directiva de la Unión Europea para abordar el estrés en el trabajo, o, como estamos exigiendo, aumentar la inversión en salud mental y lograr que ésta sea una prioridad, pues han aumentado significativamente los riesgos psicosociales en el trabajo y sus consecuencias como el estrés, la ansiedad, el tecnoestrés… debido sobre todo a esta terrible pandemia, con sus confinamientos, los miedos al contagio, la no desconexión en el teletrabajo, la incertidumbre ante el futuro o la pérdida de empleo.
Sin duda, es necesario que todo esto se contemple dentro de un Plan de Choque contra la Siniestralidad Laboral, algo que hace tiempo que desde UGT estamos exigiendo. Porque no hay derecho a que mueran dos personas al día en este país por el simple hecho de ir a trabajar.