ESTE NO ES UN PAIS PARA MUJERES

El título de este artículo efectivamente es lo que parece, una película de miedo, pues no es éste un país para mujeres, ni jóvenes, ni trabajadoras, ni desempleadas ni pensionadas o jubiladas…, cojan ustedes la variable que quieran y analícenla, verán que la mujer sale perdiendo comparativamente con el hombre en todas ellas. Si lo miramos desde el punto de vista económico la brecha salarial no deja más que aumentar, estamos en un 29,4%, y que además acompañará a la mujer toda su vida, pues luego se convertirá en una brecha prestacional y finalmente en una brecha en las pensiones de jubilación, que además consolida las desigualdades de género, pues nuestro sistema prestacional y de pensiones es contributivo y penaliza de manera más feroz a las personas que coticen menos años y por menos importe, y éstas son precisamente las mujeres, al final ésta desigualdad económica es el resultado de una brecha laboral, pues las mujeres, por gracia divina, son las secretarias, las cajeras, las camareras de piso, las azafatas…, que son puestos de trabajo creados exclusivamente para ellas. A esto añadimos que son las que tienen peores empleos y menos remunerados, por tanto más precarios, las que tienen más contratos temporales y a tiempo parcial y son las que en el 90% de los casos cogen los permisos por cuidado de familiares, porque sigue recayendo sobre ellas las labores de conciliación. Esta brecha, en el trabajo, es producto de que seguimos siendo un país machista donde la labor sustentadora sigue reincidiendo, mayoritariamente, en el hombre y la labor cuidadora en la mujer, y que tiene su origen desde el momento que nacemos con los estereotipos familiares y la asignación de roles, y que, a partir de ahí, las perseguirá toda su vida, pues la supremacía del hombre está en nuestra educación, en nuestro lenguaje, en los libros de texto, en la religión, en los medios, redes sociales etc. y solo hay dos maneras de acabar con esta desigualdad de género, una es con los gobiernos; que en todas las políticas que pongan en marcha tengan en cuenta la perspectiva de género y saquen adelante leyes que fuercen a una verdadera inclusión de género y que obliguen a tener un igual salario, que insten a una conciliación obligatoria para los hombres, y con verdaderos servicios públicos de atención a la infancia, a la maternidad y a la paternidad, que por otra parte servirán para combatir el grave descenso de la natalidad, y la otra manera es con una verdadera responsabilidad empresarial que acabe con los estereotipos laborales, con los techos de cristal, pues las mujeres tienen mejores resultados académicos, que establezcan Planes de Igualdad independientemente del tamaño de la empresa, que permitan delegadxs de igualdad en sus centros de trabajo y que establezcan protocolos que prevengan y combatan cualquier forma de acoso sexual o por razón de sexo en sus empresas.

Solo si atajamos el problema de raíz podemos acabar con él y con sus efectos más desastrosos, como son la cantidad de mujeres asesinadas por violencia machista, sin olvidarnos de lxs huérfanxs, y por todo ello nos movilizaremos el día 8 de marzo, con una huelga general para mandar un mensaje a la sociedad, al mundo empresarial, a los grupos políticos y a los futuros gobiernos de que ESTAMOS HARTOS, y que vamos a combatir todas las formas de violencia y discriminación contra las mujeres que existen porque éste tiene que ser un país para las mujeres.

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