
Pueden dedicar muchas horas y muchos días en buscar argumentos que justifiquen el desacuerdo. Cada cual puede argumentar acontecimientos del pasado reciente y del muy lejano para justificar el desencuentro, pero la realidad que tenemos es que en los próximos años no va a ver mayorías absolutas, y desde luego no va a ver mayorías absolutas de Podemos y PSOE, por tanto están condenados a ponerse de acuerdo, o a morir en el intento, y en esta legislatura se junta el momento y la oportunidad, pues nunca hubo tanta corrupción al menos conocida, y nunca hasta ahora un gobierno está tan involucrado en ella. Dejar el tiempo pasar para ver primero quien la tiene más larga en la izquierda o jugar al izquierdometro, y esa actitud lo único que conseguirá será dar alas a una renovada derecha que sin las caras actuales pueda volver a revalidar un futuro gobierno de derechas.
No es un problema de que los partidos de izquierdas no puedan pactar con partidos de derechas presupuestos, acuerdos, reformas etc, pero gobernar un país, una región una ciudad es otra cosa, se trata de tener un plan, un modelo de país de estado, de establecer las bases sólidas sobre las cuales queremos que se asiente nuestro país y nuestra sociedad, y esto no depende de pactos puntuales entre izquierdas y derechas, esto depende de un pacto a largo plazo entre partidos de izquierdas para que estos cimientos estén basados en servicios públicos de calidad, en el sostenimiento del estado del bienestar, en la justicia social, en la democracia, en la libertad en la igualdad, dentro todo ello de un marco de transparencia para que todos estos valores sean percibidos por todos los ciudadanos.
Pero no es posible acordar si en el discurso prima más las frases que suenan bien pero que están vacías por dentro, si prima más el populismo de la palabra sobre la verdad de los hechos y de lo que realmente pude ser y si los odios, los rencores, las fobias, los tacticismos se anteponen a los intereses de los trabajadores y de los ciudadanos, pues precisamente el principal acuerdo de los partidos de izquierdas deber de ser con los ciudadanos, de que gobernaran siempre poniendo en el epicentro de todas las políticas a las personas. Pueden seguir jugando al despiste pensando que los demás somos tontos o ciegos, pero si no son capaces de ver la difícil y extrema situación por la que pasa mucha gente, entonces estaremos condenados todos, ellos y nosotros. Conviene recordarles que la izquierda no es un posicionamiento político, es un sentimiento que se lleva dentro de lucha y pelea por conseguir el bien y el progreso de toda la sociedad, sin distinguir clases y sin dejar a nadie por el camino, es un sentimiento donde la solidaridad, la justicia social y el inconformismo alcanzar su máxima expresión. Y eso se tiene o no se tiene.
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