
En las próximas fechas, se cumplen 10 años de la ley de igualdad que el 22 de marzo de 2007 se puso en marcha en nuestro país.
Pretendió ser un instrumento eficaz contra la violencia de género, la discriminación salarial, la discriminación en las diversas pensiones, pretendió luchar contra el mayor desempleo femenino, con la todavía escasa presencia de las mujeres en los puestos de responsabilidad: en las empresas, en el mundo político, social, cultural y económico, intentó solventar los problemas de conciliación entre la vida personal, laboral y familiar, y aunque es verdad que la sociedad va evolucionando y ya no sucede lo que pasaba hace 250 años, donde plantearse la igualdad de derecho era un hecho inconcebible, ya que se consideraba que las mujeres eran naturalmente diferentes e inferiores a los hombres, o lo que ocurría hace 40 años, donde las mujeres solteras solo podían trabajar con permiso masculino, y si se casaban ni siquiera podían trabajar. Hay que destacar el gran logro de la mujer de ejercer el derecho al voto y la lucha por la despenalización de la práctica de la interrupción voluntaria del embarazo… aun nos queda mucho camino por recorrer.
- A pesar de la ley de igualdad, la realidad que tenemos es que las mujeres asturianas presentan unos mayores niveles de desempleo que los hombres y que éstas diferencias aumentan con la edad, especialmente con más de 45 años.
- El empleo que encuentran las mujeres está muy ligado al sector servicios, que es donde más precariedad laboral existe.
- Por eso son las que sufren de manera más intensa la fuerte precariedad laboral, con una tasa de temporalidad del 26,8% en torno a tres puntos porcentuales por encima de la masculina: 24,1%.
- El 77% de los trabajadores a tiempo parcial son mujeres.
- La brecha salarial en Asturias es una de las mayores de España y ésta se va reduciendo a medida que aumenta el nivel de formación.
- Las mujeres tienen mejores resultados académicos que los hombres, pero solo el 42% de los puestos de dirección y gerencia lo ocupan las mujeres.
- El salario medio femenino está en un 76% del masculino.
- El 90,93% de las excedencias por cuidado familiar, en el año 2016, fueron solicitadas por mujeres.
- Las labores del hogar siguen siendo casi exclusivos de las mujeres.
- Son las mujeres, sobre todo en los accidentes in itinere, las que más lo padecen pues sufre más la temporalidad, la parcialidad, los bajos salarios o las rotaciones y las que más estrés padecen al estar sometidas a una mayor presión por asumir paralelamente las obligaciones familiares y domésticas.
Seguimos siendo una sociedad machista, no tanto de una manera explícita, pero está implícita en todo lo que nos rodea, en lo que leemos, en nuestro lenguaje, en nuestros hogares, en nuestro trabajo, en la religión.
Es fundamental la educación, la que recibimos en casa, pero también la que recibimos en la escuela.
Cuando somos pequeños en la escuela nos enseñan conocimientos técnicos, pero nadie nos enseña como es la sociedad en la que vivimos, como debemos de funcionar y comportarnos en ella… como debemos de gestionar los conflictos… como todos los hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, las mismas oportunidades, las mismas libertades con las mismas responsabilidades.
De nada sirve una ley de igualdad si en la realidad, en el día a día no es un hecho y para eso la igualdad tiene que suponer oportunidades reales y efectivas para ir a la escuela, acceder a un trabajo, a servicios de salud y seguridad social, para acceder a puestos y cargos de representación en las empresas con las organizaciones e instituciones de nuestra sociedad.
A lo largo de nuestra historia las mujeres han ido conquistando derechos en el reconocimiento de la igualdad de género, pero nos queda mucho trabajo, a los hombres, para conseguir que la igualdad de género sea ese principio constitucional que dice que “todas las personas, sin distinción alguna, tenemos los mismos derechos y deberes frente al estado y la sociedad en su conjunto”.
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